Pluma creativa

MOQUETA, por Prosa Platónica.

moqueta

Cada vez que termino la reforma del cuarto de baño de un cliente, necesito estrenar el retrete. Lo uso para hacer caca por primera vez dentro de él. Tambien paseo por la casa o el apartamento con la nueva decoración y mobiliario intactos, y me tiro pedos.

Conocí a un chico reservado y encantador, enamorado de las cuarentonas como yo. Se dedicaba a customizar muñecas Cabagge Patch Kids, creando con ellas reproducciones de los cromos Garbage Patch Kids. Convertía las coles en basura con su artesanía. Luego las vendía por Internet, y vivía de ello.

Quedamos en una casa cuya reforma y decoración aún no estaba del todo terminada. Nos desnudamos y nos tendimos sobre la moqueta del cuarto de los niños. Una moqueta azul celeste. Nos besamos durante mucho tiempo, sudando y estremeciéndonos. Nos acariciamos como si fuera la primera vez que palpábamos una piel humana.

Al día siguiente volví a la casa, y me tumbé sobre la moqueta. Olía a él, profundamente. Arranqué la moqueta y la llevé a mi propio apartamento. La instalé en el cuarto de invitados, pero como no se ajustaba a las dimensiones de la estancia, tuve que correr todos los muebles para que quedaran al pie del límite de la moqueta. De esta forma, detrás de los muebles quedó un espacio vacío a lo largo de todo el zaguán. Pasé el resto del día sobre la moqueta, sin comer, sin apenas moverme. A mi alcance estaba un bloc de notas y un bolígrafo, caídos de mi bolso abierto. Escribí notas de papel, enunciando aquello que deseaba. Quiero esto, quiero lo otro, como si hiciera un inventario de mi fantasía. Eran cosas muy sencillas: quiero una taza de té sin el borde roto, quiero una llamada de teléfono de un solo timbre que no espere ser respondida. Arrojé los papeles, hechos bolitas, cruzando el aire del cuarto de invitados hasta caer en el espacio vacío detrás de los muebles. No volvería a traer a nadie a ese cuarto, no tendría que quitar esos papeles. Esta certeza me llenó de paz interior, y me quedé dormida.

2 pensamientos en “MOQUETA, por Prosa Platónica.

  1. Hay muchos tipos de deseos y el tácto es un sentido que tenemos muy descuidado. ¿Esta mujer sentía realmente la piel humana (por primera vez) o se confundió al ser seducida y atrapada por la suavidad de esa moqueta nueva? Sin duda alguna, esto me incita a probarlo.

    Mis felicitaciones por el texto. Un placer leerlo, releerlo y en algún momento sentirlo. Gracias Prosa Platónica.

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